Vive a lo largo de las costas del Atlántico suroeste desde Brasil hasta Chile, pero las zonas con mayor concentración son las costas de la Patagonia Argentina. Tiene hábitos similares a otro camarón argentino, Artemesia longinaris, es un buen nadador pero también pasa mucho tiempo en el fondo marino para cazar o esconderse.
Es una especie muy explotada para la nutrición humana, hasta 12.000 toneladas anuales, aunque de menor valor que el camarón mediterráneo.